Una gran parte del desarrollo tecnológico resulta clave para la cuestión climática. Nos interesa abordar esta relación tanto desde una perspectiva positiva, hablando de las posibilidades que la tecnología nos ofrece para frenar el "apocalipsis climático"; como desde una perspectiva crítica, poniendo de relieve cómo un desarrollo tecnológico irreflexivo supone un deterioro de los ecosistemas, el medio ambiente, una alteración del clima o unos niveles de polución desmedidos.

Todo aporte realizado desde una reflexión consciente y una perspectiva crítica sobre estas cuestiones será bienvenido.

Las articulaciones feministas con la tecnología parecen gravitar entre posturas pesimistas que denuncian brechas, sesgos e impactos de género, y posturas optimistas que subrayan el potencial transformador de los avances tecnológicos. La hibridación entre ingeniería y filosofía abre espacios para el desarrollo de marcos teóricos, metodologías y prácticas que ayuden a superar esta dicotomía y promuevan análisis de género que eviten los esencialismos tanto respecto a la tecnología como respecto al sexo/género desde los que imaginar, diseñar y construir futuros tecnológicos vivibles.

En esta sección serán bienvenidas contribuciones que aborden el fenómeno tecnológico desde perspectivas de género plurales y sensibles con las diferentes oportunidades y amenazas que las tecnologías suponen en distintos contextos geográficos y sociales.

Resulta imposible concebir la vida moderna sin tecnologías que hace veinte años eran inexistentes o de nicho: mensajería instantánea, redes sociales, aplicaciones de navegación, comercio en línea y otras muchas. Estas tecnologías no operan en el vacío, sino que se insertan en una red compuesta de muchos otros elementos: globalización, dinámicas laborales y políticas, relaciones personales, etc., que modelan el propio desarrollo tecnológico a la vez que se ven profundamente condicionadas por él.

Debido a lo holístico de esta penetración, a menudo transforman la propia experiencia social y privada de las personas, constituyendo una suerte de “segunda piel”. Proponemos reflexionar sobre cómo estas tecnologías condicionan y coproducen la experiencia de ser una persona en nuestro mundo actual.